lunes, 10 de septiembre de 2007

MÁS SOBRE CONTRA CARÁTULAS

Es el momento de terminar lo empezado. Retomando lo dicho, teníamos las contra carátulas y las imposturas, y un proyecto editorial apenas enunciado que se desprendía de forma directa de lo anterior, y que propongo ahora: hacer un libro de contra carátulas, que contenga en cada una de sus páginas la contra carátula de otro libro.
Me parece que la idea se presta para comentarios interesantes que paso a enumerar. Primero, el asalto del impostor: si compra nuestro libro de contra carátulas le bastaría con leerse la contra carátula, lo que nos lleva a interrogantes más complejos. Así, segundo, la contradicción evidente: ¿tendría el libro dentro de sí su propia contra carátula? Si sí, entonces la contra carátula debería ser distinta a la contra carátula que contiene, pero si no, el libro no contendría todos los libros. En términos russellianos (todo lo escrito hasta el momento en este blog estaba dispuesto para poder utilizar esta palabra) un libro que contiene a todos los libros es imposible porque no se puede contener a sí mismo. Tercero, la mala respuesta del astuto: para salvar la contradicción, pensemos en hacer otro libro que contenga únicamente la contra carátula de nuestro libro de contra carátulas. Con esto, podríamos decir que el libro de contra carátulas contendría a todas las contra carátulas menos una, que está en otro libro que la contiene. Cuarto, la respuesta del profesor: faltaría resolver si la contra carátula del libro que contiene la contra carátula del libro de contra carátulas está en el libro de contra carátulas, y si esto no llama a contradicción. Si no la contiene, habría que hacer otro libro, y luego otro libro, en un proceso que se prolongaría hasta el infinito. Quinto, la objeción del literato: ¿Qué sucedería si proponemos que el libro contenga también las contra carátulas de libros inexistentes? Sexto, la posición del intelectual del siglo XIX: proponer como proyecto la operación inversa, es decir, partir de una contra carátula y construir el libro, lo que implicaría escribir de nuevo todos los libros, sin haber leído todos los libros.
Propongo al lector intuitivo que formule más alternativas sobre esta mediocre propuesta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que acaso la contra caratula no hace parte del libro? Es decir, el libro contiene su propia contra caratula, pues la misma es parte del libro.

B dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
B dijo...

Desde el Aleph borgiano era posible observar todas las cosas del universo a excepción del Aleph mismo...¿Por qué? Se me ocurre lo siguiente: estar en medio de una gran multitud de personas y poder observar los rostros de todos los que están ahi. Si en algún momento observo mi rostro, eso querría decir que yo no soy yo, sino otro que observa el rostro que es mío, lo cual implica que yo soy un ente falso. Yo soy yo en tanto que puedo observar a los demás. De otro modo no soy. Asi también el libro de contracarátulas: es una ventana y no lo que hay en la ventana.

Anónimo dijo...

Si la contracarátula hace parte del libro, leerla no valdría como resumen del libro porque tendría que resumirse a sí misma....